Os quiero enseñar la sesión infantil completa de Carolina y Cayetana.
¡Quiero compartir esta sesión infantil tan especial que me encantó ¡Recibí la visita de dos niñas maravillosas en mi estudio en Zaragoza para esta sesión que acabó siendo pura magia!
La pequeña llegó algo revolucionada, pero eso no impidió que salieran fotografías preciosas de la sesión. Es normal que los más pequeños se alteren en situaciones para ellos novedosas. Aunque ya le hice fotografías de Navidad, era un bebé y no puede recodarlo.
Fotografiar a Cayetana y Carolina es muy gratificantes para mí, porque cada año vienen desde otra ciudad para confiar en mi forma de mirar y fotografiar. Estas cositas me emocionan mucho y lo agradezco un montón. ¡Gracias por creer en mí!
La importancia del color y el vestuario
En una sesión fotográfica, es muy importante la elección del vestuario y de los colores. Me gusta que el vestuario lo traigan los papis, para que no renuncien a su estilo y se vean tal cual son. Pero la elección es muy importante. Elegir los tonos adecuados es como añadirle chispa y magia a cada toma. Antes de la sesión, siempre mando a los papis unos consejos sobre el vestuario. Es importantísimo acertar.
Cada fotografía retiene ese instante y lo convierte en un recuerdo para siempre.
Cada fotografía no es solo una imagen, es crear una pausa en el tiempo. Los niños y niñas tienen una espontaneidad maravillosa, y fotografiarles es hacerles el regalo más especial, porque cuando crezcan, les devolveremos momentos que no son capaces de recordar.
Recuerdos que te abrazan
Han venido varias veces a mi estudio, y verlas crecer, la verdad, es emocionante. Se acaba creando una sintonía especial con las familias que repiten cada año.
Lo bonito de todo esto, no solo son las fotografías, es el proceso. Desde la elección del vestuario hasta esas poses espontaneas de los niños, las risas, el mimo entre hermanas… al final se trata de vivir una experiencia. ¡Me encanta ser parte de esta historia!
Solo puedo dar las gracias por esta sesión infantil con Carolina y Cayetana.
Cada vez que una familia confía en mí para capturar sus momentos especiales, siento una gratitud inmensa. ¡Y en este caso, recorrer 150 km para estar aquí me emociona! Gracias por permitirme ser parte de vuestros recuerdos y por elegirme para capturar vuestra historia.
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